Publicado: 27 de Junio de 2023

El verano es el momento del año en el que la gente – y los insectos– se preparan para el cachondeo: calorcito, comida rica, vacaciones y buen tiempo. Todos queremos salir a disfrutar del calor, pero a menudo, la convivencia entre personas e insectos se hace difícil. Aunque es cierto que en España los riesgos derivados de una picadura no son tan graves como en otros países del mundo, donde los insectos pueden transmitirnos enfermedades, debemos tener cuidado y conocer qué picaduras pueden ser peligrosas para nuestra salud.


Pero, antes de nada, ¿qué es lo que sucede en nuestro cuerpo cuando un insecto nos pica? Depende del insecto, pero, en general, se inyecta un veneno en el cuerpo que hace que nuestro sistema inmunológico responda. Por eso se produce el enrojecimiento y la hinchazón.


No obstante, cada persona puede responder de una manera distinta a las picaduras de insectos. Así, por ejemplo, algunas personas sufren reacciones alérgicas y otras no.


Las picaduras más habituales en verano en nuestro país pueden dividirse en dos grandes grupos: las de los chupadores, que pican para alimentarse de nuestra sangre, y las de los venenosos, que lo hacen para defenderse. Pero, ¿cuáles son las más peligrosas de cada grupo?


La avispa asiática, madre defensora


La avispa asiática, o vespa velutina, procede, como su nombre indica, del sudeste asiático. Fue detectada en Europa por primera vez en el año 2004 y llegó a España en 2010.


Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) la reacción a estas picaduras se considera patológica cuando el área inflamada supera los 10 cm de diámetro. No obstante, las alarmas deben activarse cuando, tras una picadura de esta avispa, se producen mareos, dificultades para respirar o síntomas digestivos. Es en este momento cuando podemos hablar de una reacción alérgica grave.


Pero, pongamos las cifras por delante. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), solamente el 3% de los españoles tiene reacciones alérgicas al veneno de avispas y abejas. Por tanto, aunque sus picaduras pueden ser muy molestas, no representan un peligro general para la población española.


El mosquito tigre, un peligroso invasor


El mosquito tigre, o Aedes albopictus, recibe su nombre por los colores que cubren su abdomen: negro con motas blancas. Y según la Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza (UICN), es una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.


Llegaron a la península ibérica en coche, con el transporte de neumáticos usados provenientes de Asia en el año 2004, y rápidamente colonizaron dos tercios de la Comunidad Valenciana y cubrieron todo el litoral, incluyendo las zonas más frías como Galicia, Asturias y País Vasco. Actualmente, está declarada especie invasora.


Su peligrosidad reside en su capacidad para transmitir enfermedades como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla o el zika. Basta la presencia de un mosquito y una persona que incube la enfermedad para que se produzca la transmisión. Por ese motivo son las zonas turísticas costeras las que más papeletas tienen de sufrir brotes epidémicos.


Aunque lo normal es que las picaduras de estos mosquitos, o más bien, mosquitas, porque son ellas quienes pican, no solo para alimentarse, sino para producir huevos, solamente produzcan hinchazón y molestia, pueden provocar síntomas como fiebre, escalofríos, conjuntivitis o lumbalgia. Por ello, los expertos recomiendan no tener cerca recipientes con agua, para eliminar las zonas de cría.


¿Los mosquitos pican más a unas personas que a otras?


Seguro que alguna vez has tenido la famosa discusión en casa sobre por qué los mosquitos te pican más a ti que a tu pareja, a tu madre o a tu padre. Y la verdad es que estás en lo cierto. Los mosquitos van en busca de los niveles más altos de ácido láctico en la piel, que les ayudan a identificar a aquellas personas con sangre tipo 0, su favorita.


Además, otro factor que hace que los mosquitos nos elijan a nosotros, y no a otros, es la cantidad de dióxido de carbono que emitimos. Cuanto más esfuerzo físico hacemos, más hablamos y gritamos, más CO2 emitimos porque aumenta la frecuencia de nuestra respiración, el volumen de aire espirado y se eleva la temperatura de nuestro cuerpo.


Por eso, las mujeres embarazadas son el blanco perfecto para los mosquitos: se sabe que, de media, respiran un 20% más de C02 y su temperatura corporal es algo más alta que la del resto.


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