Publicado: 3 de Diciembre de 2019

Millones de personas no tienen en regla su azúcar. Suelen ser las mismas que a menudo afirman, sin darle mucha importancia: "No tengo diabetes, solo un poco de azúcar". Cierto, no son diabéticas, pero sus niveles de glucosa en sangre chivan a sus médicos que algo no va del todo bien. Hace 20 años nació para esas personas un nuevo concepto: la prediabetes, un término para que médicos y pacientes tomen en serio el aumento del azúcar y echarle freno a una posible diabetes tipo 2. Sin embargo, la etiqueta se resiste a bajar a la calle, y a la vez es cuestionada por voces expertas.

Una prevención discutida

Como casi todo en medicina preventiva, la prediabetes no se salva del debate, y muchos científicos cuestionan la necesidad de identificar y tratar la prediabetes como la define la ADA, entidad que entre 2004 y 2010 amplió el rango de azúcar en sangre considerado como prediabético entre los 100 y 126 mg/dl en vez del margen clásico 110-140 mg/dl, creando decenas de millones de pacientes potenciales de un plumazo en Estados Unidos. "Es controvertido porque abarca a más personas sin un riesgo suficientemente elevado de diabetes", destaca Javier García Soidán, miembro del patronato de la Fundación Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS).

Con los años, otros estudios científicos como la revisión de 2018 de la Cochcrane Collaboration, que mostró que el 59% de los pacientes prediabéticos volvieron a los valores glucémicos normales en un margen de uno a 11 años sin tratamiento, han venido a cuestionar la necesidad del diagnóstico prediabético, lo que ha hecho que no pocos especialistas la lleguen a ver en la prediabetes una medida alarmista, sin ver claras sus bondades.

Aunque el consenso médico apoya la dieta saludable y el ejercicio físico regular para tener bajo control el azúcar, y está ampliamente aceptado que unos niveles de glucosa algo elevados pueden evolucionar hacia la diabetes, la divergencia aparece en cuestiones fundamentales. Por ejemplo, en cómo la frecuencia y rapidez con las que las personas prediabéticas progresan a diabéticas, y hasta qué punto la prediabetes es nociva cuando los niveles de un paciente están en el extremo inferior del espectro. De hecho, los CDC, que en un principio defendían que entre el 15% y 30% de los pacientes con prediabetes no tratada desarrollan diabetes a los cincos años, ha rebajado la cifra a la hora de caracterizar el riesgo hasta menos del 2% por año, y menos del 10% en cinco.

Un problema que se puede revertir

"La sociedad ni conoce la prediabetes ni la diabetes. Aunque se estima que 6 millones de personas son diabéticas en España, millón y medio lo desconoce. La prediabetes sirve para localizar a las personas que la tienen. Lo fundamental es entender que la prediabetes se puede revertir, la diabetes no", sostiene Andoni Lorenzo, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), que valora la prediabetes como una oportunidad de concienciar a la población ante los datos "terroríficos" de la diabetes en España: 25.000 personas fallecen al año a causa de la diabetes, lo que se traduce en 68 muertes al día.

Para Lorenzo, no es alarmista anticiparse a la enfermedad acortando los niveles, teniendo en cuenta que se diagnostican 1.100 casos de diabetes al día. "Es una forma de cambiar la visión y la metodología del diagnóstico y la prevención. En la calle se banaliza todavía la enfermedad, aunque lideremos las amputaciones relacionadas con la diabetes en Europa y el gasto sanitario supere al del Ministerio de Defensa", observa el presidente de la FEDE.

Una lectura similar comparte el endocrinólogo Alfonso López Alba, responsable de comunicación de la Sociedad Española de Diabetes (SED): "La prediabetes no implica convertir a personas sanas en pacientes, sino que indica estrategias para mejorar la educación terapéutica, pero faltan medidas como la especialización de enfermería como la de otros ámbitos como la cirugía, la psiquiatría y la ginecología. La diabetes es la enfermedad que mejor podemos tratar desde el principio, ninguna otra puede retomar mejor las riendas de nuestra genética por cambiar nuestro estilo de vida, y eso es algo para tener en cuenta cuando sabemos que la diabetes triplica el coste sanitario medio", subraya este especialista.

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