Publicado: 4 de Mayo de 2020

Antes y ahora, los médicos han luchado en primera línea frente a las enfermedades más temibles. En ocasiones, sin los medios ni la ayuda que precisaban. A Luis Francés, un joven médico de Villanueva del Pardillo, lo dejaron solo frente a la viruela en esta localidad madrileña en 1903.

Ocurrió que una mujer cayó enferma por esta grave infección contagiosa y los vecinos, presos del pánico, se apartaron de la casa. Solo su marido y el médico le atendían. La enfermedad siguió su curso, pero cuando la señora comenzó a recuperarse enfermó su marido. Éste, con viruela negra confluente.

El médico se vio entonces solo para cuidar al enfermo y de su bolsillo particular tuvo que mantener y comprar las medicinas al enfermo, pues aunque éste tenía hermanos en el pueblo, por miedo al contagio no se acercaron a la casa.

Según cuenta ABC, «le hizo diez visitas diarias, pero una noche le dejó tan mal, dada su edad (sesenta y un años), que el Sr. Francés fue a las cinco de la mañana a ver cómo seguía y se encontró ante un cuadro terrible: el enfermo era ya cadáver y estaba medio caído del lecho, con las manos crispadas y expresando en su fisonomía la agonía y la lucha que había sostenido con la muerte. Su mujer estaba a los pies de la cama, medio muerta de frío y sin poder hacer nada, por su estado de debilidad y los dolores que la enfermedad le había dejado».

El joven médico tuvo que amortajar él mismo el cadáver, meterlo en el féretro y subirlo a un carro que un vecino le prestó y ya caída la tarde, lo llevó al cementerio. Allí tuvo que enterrarle él solo porque el sepulturero, que le había preparado una fosa, se negó a ayudarle.

«Juzguen nuestros lectores si no es digno de admiración y de recompensa el hombre que como el Sr. Francés procede», exortó este periódico a su público. En su opinión, el médico había sido un «héroe de la caridad». Por eso ABC cumplió «un deber muy grato» dando publicidad al joven con su nombre y su retrato. Fue su particular «aplauso en el balcón» para este humilde sanitario.

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El joven médico tuvo que amortajar él mismo el cadáver, meterlo en el féretro y subirlo a un carro que un vecino le prestó y ya caída la tarde, lo llevó al cementerio. Allí tuvo que enterrarle él solo porque el sepulturero, que le había preparado una fosa, se negó a ayudarle.

«Juzguen nuestros lectores si no es digno de admiración y de recompensa el hombre que como el Sr. Francés procede», exortó este periódico a su público. En su opinión, el médico había sido un «héroe de la caridad». Por eso ABC cumplió «un deber muy grato» dando publicidad al joven con su nombre y su retrato. Fue su particular «aplauso en el balcón» para este humilde sanitario.



Noticia de : 

https://www.abc.es/archivo/abci-heroe-solo-frente-viruela-202004120207_noticia.html